2022-07-31: FESTIVAL DE TEATRO
Aitana Sánchez-Gijón, pone el broche final al Festival de Teatro
El Espacio de La Cava ha colgado el Sold Out en su ultima función.
La última función del Teatro con una agradable temperatura y un lleno absoluto, ha puesto el colofón ha esta edición del Festival de Teatro, con una nueva dirección.
Malvivir, una obra ambientada en el Siglo de Oro y que habla de libertad y supervivencia a través de la picaresca femenina. El espectáculo también se despide de los escenarios en Olite
El Festival de Teatro de Olite bajará esta noche el telón hasta el próximo año. Lo hará con un espectáculo que también vivirá una noche de despedidas, ya que será la última vez que Aitana Sánchez-Gijón, Marta Poveda y Bruno Tambascio suban juntos al escenario para poner en escena Malvivir, una obra que trata sobre la libertad y la supervivencia y que rescata la literatura picaresca femenina del Barroco. Sobre las tablas de La Cava habrá nostalgia por ser la última función, pero también satisfacción por haber permanecido un año de gira con la obra, superar varios retos y desafíos y, sobre todo, compartir con el público una reflexión sobre la condición humana. Así lo cree Yayo Cáceres, director de la obra, que conoce bien el festival de Olite tras haber participado con otros espectáculos.
Broche de oro al festival y también a -Malvivir-. ¿Tiene sentimientos encontrados?
Da pena terminar, creo que podríamos haber estado un año más de gira, incluso dos. Pero Aitana Sánchez-Gijón tenía unos compromisos preexistentes, así que cuando empezamos con este proyecto, ya sabíamos las fechas disponibles y el tiempo que podíamos estar en cartel. Esta noche se acaba -Malvivir-, pero lo que nos va a quedar es la satisfacción de haber llevado a cabo esta producción. Y nos queda también la fibra del teatro. Ha sido una experiencia extraordinaria. Olite va a ser nuestra despedida, pero ha sido un año de sensaciones maravillosas.
El espectáculo se sitúa en el siglo XVII y se centra en las pícaras. ¿A qué se va a enfrentar el público que acuda a Olite?
A un viaje teatral, con dos actrices que se dejan la piel en escena y un gran músico en directo. La obra nos enfrenta a nuestro pasado, es un rescate a la vida y pone en valor a las mujeres pícaras. Todo ello a través de Elena de Paz, una mujer marginal condenada socialmente, maltratada en sus trabajos y en sus encuentros con la gente.
Hambruna, discriminación, luchas de poder o marginalidad muestra la cara más oscura del Siglo de Oro. ¿Hay que mirar a los clásicos para hablar de la condición humana?
Las peripecias que vive la protagonista, su historia de amor, su empuje, a todo lo que se enfrenta, en realidad es el “cuentito” que sustenta la obra. Pero Malvivir es algo más profundo, es una tragicomedia feroz, muestra a una pobre gente de aquellos siglos y, aunque parezca mentira, muestra también que hay personas que siguen viviendo así en pleno siglo XXI. La condición humana, lamentablemente, no hemos mejorado en muchas cosas. No soy amigo de encasillamientos y de poner etiquetas, creo que todo teatro es clásico en algún punto. Estamos con 2.500-3.000 años de historia encima de nuestro imaginario, de algún lado todo esto confluye. Siempre hay temas que es preciso aflorar y llevar a los escenarios.
¿Considera que los actores, directores, dramaturgos, tienen un compromiso social con cada proyecto teatral?
Buscamos lo de siempre, generar preguntas. El teatro tiene que generar preguntas, no respuestas. En esto es igual que el periodismo y si no se generan estas cuestiones, ni es teatro ni es periodismo, es panfleto o propaganda. Tengo un amigo que es cura y abogado, una combinación curiosa. Recuerdo que un día me dijo: ¿crees que es justo que una mujer vaya presa por robar pan para darle de comer a sus hijos?
¿Tuvo respuesta para la pregunta de su amigo?
La verdad que su pregunta me descuadró bastante. Creo que la picaresca forma parte de la condición humana. Cuando la picaresca va de los estratos de poder hacia abajo, es un acto malicioso, intencionado y con alevosía. Y si la picaresca va de la marginalidad hacia arriba, es supervivencia. Es así de claro, hay ciertas cosas que nacen de la propia injusticia social.
Aitana Sánchez-Gijón y Marta Poveda dan vida a doce personajes diferentes. ¿Qué ha querido destacar de este duelo actoral?
Había que llevarlo a escena, potenciarlo. Ambas actrices han hecho un trabajo excepcional en cuanto a la construcción de personajes y su transformación. Ha sido un trabajo intenso, pero ha valido la pena plenamente para mí, para ellas y para el autor del texto (Álvaro Tato).
Cuenta con una dilatada experiencia dirigiendo a actores y actrices. A pesar de la experiencia, ¿cada obra es un nuevo reto o todo está aprendido?
Dirigir es, fundamentalmente, hacerle creer a todo el mundo que las ideas han sido suyas. Es generar confianza y espacios de decisiones en los demás. Siempre digo que uno llega a los ensayos con las ideas en la cabeza y la intención de dirigir, pero muchas veces sales dirigido. Terminas enfrentándote al espectáculo por las propias limitaciones de los actores y actrices que, en general, son limitaciones más mentales que profesionales. Muchas veces te dicen: eso no lo puedo hacer, no me animo, no va a salir bien... Hay que escucharles, pero también animarles e insitir a que se atrevan.
¿Esas dudas o temores, también han existido en "Malvivir"?
Hemos asumido muchos riesgos en la interpretación, pero las actrices se han atrevido. Han sido muy valientes y se han enfrentado a retos. Su actitud ha sido importante, pues su atrevimiento ha permitido alejar el techo de la cabeza.
Cuando se enfrenta a un texto y unos actores a los que dirigir, ¿qué le gusta llevar a escena?
El teatro tiene que ser políticamente incorrecto, debe molestar. Ver y representar teatro nos hace mejores personas. Si se quiere descifrar una metáfora, el teatro es poder pensar, por eso es un bien social imprescindible. Cuanto más en contacto estemos con las artes escénicas, más inteligentes seremos en la vida. Siempre debemos tener esa necesidad de pensar, analizar o reflexionar. El teatro nos pone en nuestro sitio, es el espejo del ser humano y de todo lo que acontece.