Entorno turístico de Olite

TEXTO: Juan Carlos Ochoa

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FESTIVAL TEATRO

Sobre el Festival de Teatro de Olite a Cielo abierto

Hay que agradecer ... que los Festivales de Teatro se sigan celebrando en Olite;



2018-07-19
Sobre el Festival de Teatro de Olite a Cielo abierto
Hay que agradecer ─y vaya esta afirmación por delante de lo que voy a decir─ que los Festivales de Teatro se sigan celebrando en Olite; y es preciso valorar también su Programación y la excelente labor de su nuevo Director. De ello no hay ninguna duda. Pero hay algo que me gustaría comentar, sobre todo después de asistir a un Curso sobre la Tragedia Griega y ser espectador de sus obras en la Ciudad de Mérida: no se puede perder el Espíritu originario que definió al Teatro como contemplación participativa y placer estético que se da en un escenario a Cielo abierto.
El Teatro ─Θἐατρον-Τhéatron, mirar y comprender─, que hemos heredado en la Cultura Occidental y Europea, nació en la Grecia Antigua en el Siglo VI a. C. Al principio estuvo vinculado con los Mitos Arcaicos y los Rituales Religiosos, siendo el más destacado el que se celebraba en honor del dios Dioniso y resultando uno de los primeros y más conocidos el Teatro de Epidauro en el Peloponeso. Y después, ya en Siglo V a. C. y con el apoyo y el impulso de los gobernantes Clístenes y Pericles, el Teatro Arcaico evolucionó hacia las representaciones de la Tragedia Clásica. Pero en una y otra época ─y esto es algo que quería destacar aquí de forma especial─ todos los Recintos Teatrales se construyeron a Cielo abierto. Y ahora veamos por qué y qué importancia tenía y tiene todavía el hecho de que las obras se representen al aire libre, como sucede en el Espacio Teatral de Olite.
Destaca Aristóteles ─quien en su obra la Poética se ha ocupado de analizar el sentido y la finalidad de la Tragedia Griega─ que lo más importante del Teatro Trágico reside en su carácter mimético y catártico: dice el Filósofo que la tragedia es, como seductora del alma, imitación de una acción, la cual por medio de la compasión y el terror logra la purificación de las pasiones. La Mímesis─Μίμησις y la Catarsis─Κάθαρσις son efectos que la escena representada en la Tragedia produce en el espectador: el despertar de las emociones y los sentimientos de miedo y piedad por identificación con los protagonistas; personajes que dan al público la posibilidad de limpiarse de sus propias pasiones negativas y de purificar el lado oscuro de su ego.
Dicho de otra manera. El Teatro a Cielo abierto con su Arquitectura propia y un Marco estético bello, como es el de Olite ─Recinto el de Olite que tal vez habría que pensar en mejorar en las partes que lo componen (el Koilon, la Orchestra, el Proscenio y el Escenario) y consolidar como fijo y permanente como ocurre con los grandes teatros, y complementarlo a su vez con una escuela de Teatro ubicada en el mismo Olite─, propicia que la gente se envuelva en la obra; algo que, desde luego, no ocurre ni puede darse en un lugar cerrado. Esta particularidad hace que los asistentes contemplen activamente y participen de forma emotiva de la Función Pedagógica Social y Estética, que en toda época incluida la nuestra y en cualquier de sus modalidades ─Tragedia, Drama, Comedia, Sátira─ acompaña al Teatro. Porque el Teatro juega un papel esencial en la Educación de la Ciudadanía ─Παιδεία, Paideia─, como se ha ilustrado desde su origen en la época de Esquilo, Sófocles y Eurípides y pasando por la Edad de Oro hasta Shakespeare y el Teatro Contemporáneo y de Vanguardia.
En los espectáculos teatrales al aire libre el Ciudadano se adentra, como si estuviera ante un espejo en el que se refleja la imagen de la vida misma, en la aventura de reconocer los dilemas existenciales, reflexionar sobre los valores morales, construir su crítica personal. En este episodio puede, como Antígona, expresar sus emociones y sentimientos, desenmascarar las contrariedades sociales y las contradicciones políticas, reivindicar su naturaleza femenina; o como Edipo sentir nostalgia de lo perdido, lamentarse del presente, reconocerse o morir; incluso arrojarse a la búsqueda de la identidad de ser como Hamlet. Y, por qué no, llorar y reír, amar y odiar, recordar y olvidar, callar y gritar, chillar y aplaudir. O simplemente observar para ser más consciente de la realidad dual de la vida y de la ambigüedad humana. O sin más, cultivar el Espíritu originario del Teatro y contemplar la belleza y conquistar la libertad.
Y ahora que estamos aquí en este Marco Único casi por destino sintiendo la fuerza de la Naturaleza sobre la piel, avistando el Firmamento estrellado y conectando con la energía de la Tierra, guardemos silencio tras la Máscara: el Espectáculo va a comenzar en el Teatro a Cielo abierto de Olite.

Juan Carlos Ochoa Abaurre es Profesor-Tutor de Pensamiento Clásico, UNED-Pamplona; y es autor del libro “Maestros del Saber aprendices del Vivir”, Ediciones Eunate, 2016.